viernes, 13 de marzo de 2009

Ñoñadas

El siguiente soneto es de Cervantes. Al túmulo del Rey Felipe II en Sevilla

"Voto a Dios que me espanta esta grandeza
y que diera un doblón por describilla;
porque ¿a quién no sorprende y maravilla
esta máquina insigne, esta riqueza?

Por Jesucristo vivo, cada pieza
vale más de un millón, y que es mancilla
que esto no dure un siglo, ¡oh gran Sevilla!,
Roma triunfante en ánimo y nobleza.

Apostaré que el ánima del muerto
por gozar este sitio hoy ha dejado
la gloria donde vive eternamente."

Esto oyó un valentón, y dijo: "Es cierto
cuanto dice voacé, señor soldado.
Y el que dijere lo contrario, miente."

Y luego, incontinente,
caló el chapeo, requirió la espada,
miró al soslayo, fuese, y no hubo nada.

La pregunta es porqé representarse a sí mismo como personaje y mirarse desde fuera, y por qué enmarcar su propia voz en la voz de... ¿el soneto?
Cervantes siempre tan cervantino.

2 comentarios:

Carlos Mal dijo...

Y lo mejor es que Cervantes siempre parece tan sencillo...

Qué nerd eres.

Marilú Repudio dijo...

dios.. pffff
cual puto dios?