martes, 7 de septiembre de 2010

de nuevo el poema de brodsky

Sólo las cenizas saben qué es reducirse a cenizas.
No obstante, también yo, cegatón,
diré mirando al futuro:
no todo es llevado por el viento,
no todo es llevado por la escoba
que barre a lo largo del patio.
Permaneceremos
como una arrugada colilla de cigarro,
como el esputo en la sombra de un banco,
cuyo ángulo lo preserva del rayo del sol.
Apelmazados, abrazados a la mugre, contando los días,
nos comprimiremos en humus,
en sedimento, en estrato cultural.
El futuro arquélogo, al ensuciar la espátula,
abrirá la boca por náusea.
Pero su descubrimiento sonará por el mundo entero,
como una pasión enterrada,
como una versión inversa de las pirámides.
“¡Es carroña!” –exhalará, abrazándose la barriga.
Pero estará más lejos de nosotros que la tierra de las aves.
No entenderá que ser carroña quiere decir libre de las células,
libre de ser parte de un todo.
Apoteosis de las partículas.

1 comentario:

Tore dijo...

sin duda quienes descubran nuestros vestigios notarán que fuimos una "civilización" sumamente retrógrada y desagradable.