sábado, 9 de enero de 2010

el arte de llorar a coro

vi una película que es de las comedias más negras de las que me haya tocado ser espectadora. en ella, el tirano, el villano, parece en un principio algo más inofensivo de lo que en realidad es: un ser autocompasivo, llorón, pero que con su llanto de niño abandonado y sus constantes amenazas de suicidio consigue todo el tiempo dominar a su familia y obtener de ellos lo que desea.
la historia es narrada por uno de sus hijos, el más pequeño, quien con su inocencia y cierta frialdad nos presenta la sordidez familiar sin drama, sin tremendismos.
la imagen del padre es por momentos fársica, sus acciones, el modo en que las realiza, lo ridiculizan. esto, más que suavizar lo terrible, lo acentúa: nada ayuda a que el espectador crée empatía con él, ni la poca información sobre su interioridad y su infancia e historia familiar, aunque den idea de qe no la tuvo fácil.
sin justificación, sin interioridad, se deshumaniza. en apariencia patético, ingenuo y fantoche, este padre de familia es lo que es, un pedófilo, un victimario.
...
addendum: esta es la historia de una crisis familiar en donde los niños no obtienen una victoria pírrica. lo usual (lo he visto en otras películas de abuso infantil, de casos de violencia contra los niños) son las revanchas trágicas, los asesinatos vengativos (en la tragedia griega, en todas las tragedias clásicas, los hijos mataban a los padres aasesinos, las mamàs a los esposos asesinos, las hijas a los padres violentos y violadores. algo similar pasa en historias modernas: recuerdo cría cuervos de saura. historias truculentas donde la perdida de la inocencia desemboca en el asesinato y la venganza por parte de la víctima.) aquí no pasan tales cosas. aquí el arte se separa del arte y eso crea cierta tensiòn en todos los sentidos. aquí no hay lugar para lo preconcebido. no hay lugar para el llanto liberadoir y lo clichés. ni la realidad ni el arte son amables.

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