martes, 15 de diciembre de 2009

impotencia

Que ha llegado a tener 5 puntos de hemoglobina, me dijo, en estos años de vivir allá. Que se siente triste al pensar lo sola que está, sin padre, ahora sin esposo.
Que trata de ser buena madre (creo que lo logra) a pesar del antecedente de una infancia llena de maltratos y violencia, y después de un matrimonio recién terminado también lleno de maltratos y violencia.

La admiro, admiro que quiera tanto a su hija, que haya fomentado unos vínculos muy fuertes con ella (la niña adora a su mamá, la llena de cariño, saca buenas calificaciones, tiene una chispa increíble). Admiro que no se detenga. Pero me parte el corazón lo otro, que esté tan sola en esta labor, que siga peleando con su exmarido, que la amenace con retirarle el apoyo, que le diga loca y la culpe de todo, que ella lo crea por momentos. Que esté deprimida.

No deberían pasar estas cosas, que existan estos malditos victimarios (como su papá, como su asqueroso marido). Malditos por siempre.

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