"¿Y no es este el objeto de amor de la mística? ¿No es la melancolía un estadio necesario de todo místico? En las autobiografías de monjas siempre hay un momento de enfermedad gravísima que se combina con una total ausencia de la presencia de Dios (...) Los momentos de 'noche oscura' difícilmente se diferencian de los arrebatos melancólicos, por mucho que los místicos trataran de distinguirlos, pues la melancolía asociada con la pulsión erótica y el anhelo de goce presenta tintes peligrosamente eróticos. La melancolía podría pensarse como una radiografía del sistema pulsional, como estilización de su funcinamiento (...)." (Beatriz Ferrús y Nuria Girona, Vida de Sor Francisca Josefa de Castillo)
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