when i was...

cuando era niña yo decía que quería ser pintora, sólo porque tenía una habilidad para dibujar casitas al revés. la idea era hacer un dibujo para quien estuviera entrente de mí. me decían: niña, hazle un dibujo a él. yo me sentaba frente a la persona y el dibujo se iba desarrollando frente a sus ojos. eran garabatos y nunca aprendí a trazar bien, ni a recrear las perspectivas, ni a dar volumen a las figuras. na-da. mis papás nunca me metieron a un cursito de dibujo y ni yo era tan genial como para ser autodidacta.

a veces digo que tomaré clases de pintura cuando termine mis estudios. digo que no me quedaré con la espinita. pero no sé... espero que entonces no me dé por pensar que soy una artista en el cuerpo de una académica o una barrendera, o lo que sea que vaya a ser dentro de unos años. no hay pretensión burguesa más enfadosa que creer que traes un artista adentro que las circunstancias no te permitieron desarrollar. dios me libre de andar con esas mamfleisadas. así que... lo más seguro es que siga destilando malalechuga por la frustración de no haber sido aquello que alguna vez quise. eso es preferible a la pretensión patética de querer luego prepararme en algo para lo que seguramente nunca hubiera sido buena.

miren, de niña tenía un calendario de pinturas. me enamoré de algunos grandes maestros del impresionismo y aledaños. por ejemplo este cuadro de un pintor que ahora he redescubierto, john singer sargent:

también venía este que sigue. es de holbein y creo que se llama los embajadores.

agrándenlo y vean desde la esquina superior derecha. la cosa que parece mancha toma forma desde ese ángulo.

repito, primero amargada que andar hablándole al mundo de la artista que siempre traje adentro, o molestando a sus ojos con los patéticos intentos de pinturas que quizá saldrían de mis manos si tomara esos cursos.